“Las cenizas de Marco Aurelio”

“Las cenizas de Marco Aurelio”

El ideal de Platón de un Gobernante Filósofo es posible, y ha existido. Roma lo vivió hace mil ochocientos años, con el Emperador Marco Aurelio.

Marco Aurelio como gobernante es recordado por sus campañas en la guerra, y sus esfuerzos contra la peste Antonina, pero no fue precisamente su administración lo que lo inmortalizó, sino algo muy discreto y personal: algo que no hacía para nadie más que para él mismo: su diario

Después de morir, sus cenizas fueron depositadas en Sagalassos, Turquía, y su hijo Cómodo quedó al frente de Roma, resultando ser uno de los peores emperadores de la historia, pero ese es tema de otro momento.

Afortunadamente, alguien encontró entre las cosas de Marco Aurelio su diario, y lo preservó. En 1558, mil trescientos años después de su muerte, se publicó como un libro. Meditaciones.

Escribir aclara la mente, la organiza.

Ante algún problema que te esté siendo difícil solucionar puedes hacer lo siguiente: escríbelo a mano, y redacta con detalle lo sucedido, así como varios puntos de vista y las opciones que tienes. Esto ayudará a que lo veas desde otra perspectiva. Te dará una distancia desde la que podrás actuar más inteligentemente.

Si te estuvieras ahogando, sería el equivalente a ponerte de pie, y darte cuenta de que estabas en un vaso de agua. Desde arriba, ya no es tanta el agua. No te ibas a morir ahí, o no por eso. Te vas a morir, pero no en ese momento, y no por un vaso de agua.

Escribir sirve para aterrizar el cerebro.

Meditaciones no es un libro. No es un proyecto que se haya escrito con la intención de ser publicado y leído. Meditaciones es un compendio de las reflexiones más personales de un emperador, una de las personas más poderosas de la historia Romana.

Y es una fortuna que podamos leerlo.

Si leyéramos Meditaciones como si fuera un libro de consejos, sería difícil confiar en él, porque escribir máximas y esperar que el público las aplique en su vida es muy fácil, pero inocente y hasta pretencioso.

No importa que sea un buen objetivo, y que venga de un deseo sincero por ayudar, puede caer fácilmente en un muy mal "coaching". Pensemos en Paco, quien perdió su trabajo, y a su pareja, y es obeso y está quedándose calvo. ¿Qué le diría un muy mal coaching?

Algo así: ¿Perdiste tu trabajo? Manifiesta durante 10 minutos frente al espejo que eres un imán de dinero. ¿Estás quedándote calvo? Ponte esta crema mágica a las dos de la madrugada. ¿Perdiste a tu pareja? Acuéstate con su mejor amiga, o con su hermana. ¿Tienes sobrepeso? Acepta tu obeso cuerpo, no hagas nada por arreglarlo, el mundo tiene que aceptarlo, y si alguien cree que no eres sexy, es gordofóbico.

Existen estos mensaje en redes sociales y son muy peligrosos, porque no tienen una estrategia funcional que vaya a mejorar la situación, no van a ningún lugar; lejos de eso: solo buscan avivar el ego, el conformismo, y el rencor. Están fabricados para conseguir reacciones, y lo logran porque el algoritmo es fácil de entender: solo tienes que dar información corta, que sea visualmente atractiva y que venda algún ideal a quien carezca de este. Lo peligroso es que funcionamos como rebaño: si vemos que muchas personas lo apoyan, daremos por hecho que es porque el mensaje es el adecuado y nos va a ayudar.

En cambio, un “buen coaching”, por así decirlo, o un “buen acompañamiento” es el que te hace saber que hay una mejor manera de vivir, que te entera de que puedes aspirar a una mejor condición, sin llegar a vender fantasías irrealizables, y aquel que te incita a hacerte mejores preguntas.

¿Perdiste el trabajo? Bien. ¿Por qué crees que te despidieron? ¿Pudiste haber hecho algo mejor? ¿Qué cosa? ¿Qué pasaría si te esforzaras en conseguir un trabajo que te signifique algo, y te olvidas del que satisface solo a tus papás?

¿Perdiste a tu pareja? Bien. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué pudiste haber hecho mejor? ¿Estás acercando a tu vida a personas que no te convienen? ¿Qué te comprometes a no repetir en relaciones futuras? ¿Qué cosas tienes que mejorar antes de volver a entrar en una relación?

¿Tienes sobrepeso? Bien. ¿De qué alimentos puedes prescindir y cuáles puedes agregar a tu dieta? ¿Hay que alguna actividad física que te guste y que te lleve a tener una mejor salud en general?

Este “Buen Acompañamiento” al que me refiero no vende fantasías, ni busca llegar a extremos, si no que busca llevarte a las acciones que puedes tomar para hacer la vida un poco más llevadera.

El valor extraordinario de Meditaciones se encuentra en que no podemos ponerlo en ninguna de las dos canastas anteriores. Meditaciones no es un libro que haya sido escrito con la intención de ser leído y estudiado; ni siquiera es un libro: son las notas en las que vemos el terrible esfuerzo de Marco Aurelio por llevar la vida, y aceptar la muerte.

Marco Aurelio escribió: “Recibe sin orgullo, deja ir sin apego”. Lo escribió para leerlo él, y no nosotros cientos de años después.

Marco Aurelio se vuelve una categoría por sí mismo cuando nos preguntamos ¿Qué pasó el día en el que Marco Aurelio escribió esto? Ya dijimos que no era un consejo para que tú, lector, recibieras sin orgullo y te despidieras sin apego. Lo escribió para él, y yo pienso que lo escribió a manera de regaño.

Marco Aurelio era el líder del imperio más grande, lo que lo convertía en la persona con más poder y fama del mundo. Había estatuas en su honor. Una persona así recibía todo, o podía recibir cualquier cosa que quisiera: atención, dinero, mujeres a su alrededor. Él tenía todo el poder, y sabemos que el poder, enloquece: piensa en los políticos de tu ciudad, vístelos de traje, dales un poco de atención y van a empezar a arrastrarse para conseguir más: más votos, más atención, más dinero.

Algo hubo que recibió Marco de lo cual sintió orgullo, tal vez un poco más de orgullo de lo necesario, o de lo que le hubiera gustado. Tal vez iba por la calle, y alguien le ovacionó, y tal vez Marco estuvo a punto de creerse lo que le decían, o directamente se lo creyó; pudo haber sido alguien del Senado que lo adulaba, intentando conseguir su aprobación y apoyo. Esa noche, cuando se sentó frente a su diario antes de dormir, pensó en esto, y recordó las clases de su maestro Junio Rústico, advirtiéndole que cuando se convirtiera en emperador, debería de ser cuidadoso de los halagos que recibiría, ya había ejemplos como el de Calígula, y lo que sucede cuando a un emperador recibe el poder con orgullo, y tanto placer.

Entonces, se regañó. Tranquilo, con paciencia, como quien esculpe el mármol, para recordarse que todo hay que recibirlo sin orgullo.

O, tal vez, ese día, Marco Aurelio perdió algo. Puso ser a Faustina, su amada esposa, a quien vio enfermar y morir, y con quien tuvo trece hijos, de los cuales murieron nueve. Marco Aurelio vio morir a nueve hijos. Detente a pensar en eso.

¿Y si, la semana siguiente a la muerte de su primer hijo, Marco se sentó a escribir, para recordarse, que así como recibió a su hijo sin orgullo, lo debía dejar ir sin apego?

Marco Aurelio se hablaba mucho acerca de la muerte. La gran mayoría de los pasajes del libro son alrededor de aceptar la muerte como parte de la naturaleza, la muerte como algo que tiene que suceder, que nos va a suceder a todos, y que no podemos verla como algo maligno, sino como algo que era cuestión de tiempo; como una hermosa condena, la más certera de todas.

Hojas más adelante, cita a Epícteto:

“Al abrazar a tu hijo, conviene decirte a ti mismo: “Mañana, tal vez morirá”-

—¡Ah, que es eso un mal presagio!

—Nada hay aquí de siniestro, sino la indicación de un simple efecto natural; si no es, sería también mal agüero haber recolectado la cosecha."

¿Qué habrá sucedido el día que Marco Aurelio citó a Epicteto?

Pudo haber sido el día que nació uno de sus hijos, y sabiendo que es mejor recibir sin orgullo, recordó lo importante de abrazarlo, porque pronto moriría. Lo que sucedió. Nueve veces.

Meditaciones no es un libro que se deba leer como uno de consejos, porque no lo es, nunca pretende decirte qué hacer. Son las reflexiones de quien fue el REY del mundo. Un rey que fue guiado por increíbles filósofos y que afortunadamente luchó toda su vida por atender sus lecciones.

Meditaciones es el testimonio de cómo no hay cantidad de dinero, ni de fama, ni de poder, que te exima de nuestra humana condena: la muerte, el dolor, la traición, el olvido. La tragedia, lo más básico, fundamental e innegable en nuestra existencia, y, al mismo tiempo, es el perfecto ejemplo de cómo luce la lucha por pensar, hacer y decir lo correcto, a pesar de todo.

A pesar de todo.

Autor: Miguel Ángel Rueda. | Autor de la obra Abismos.